¿Cómo me va a afectar la espondilitis anquilosante en mi vida laboral? ¿Podré ir regularmente al trabajo? ¿Me impedirá desempeñar mi trabajo con normalidad? Estas son solo algunas de las preguntas que muchas personas recién diagnosticadas se hacen.
Para las personas que viven con espondilitis anquilosante, el ámbito laboral es el que se ve más afectado, sobre todo en aquellas que ejercen profesiones que requieren mucho movimiento físico.
Un estudio realizado en 2017 analizó la carga de la enfermedad entre las personas que conviven con ella. En él podemos ver que el absentismo laboral es algo muy común entre los pacientes, sobre todo en los periodos de mayor actividad de la enfermedad.
Un 50,2% de las personas que viven con EA trabajan, aunque más de la mitad admite tener dificultades en su trabajo debido a la patología.
Por estas razones es necesario informar cuanto antes de la aparición de la enfermedad en tu lugar de trabajo, por si fuera necesario adaptar o cambiar algunos aspectos de tu rutina laboral.
Contar con el apoyo de compañeros y superiores en el entorno laboral es vital. Un buen ambiente a nivel social en el trabajo puede ayudarte a superar esas limitaciones o dificultades que la espondilitis anquilosante va poniendo en tu camino.
Tener EA no es sinónimo de abandonar tu profesión, pero sí conlleva un trabajo de concienciación, ya que influye directamente en tus rutinas laborales. Ser consciente de tus posibilidades y limitaciones es primordial para valorar si necesitas una reducción de jornada, un cambio parcial o total en tu puesto de trabajo, excedencias o bajas, etc.
En los primeros meses de aparición de la espondilitis anquilosante las visitas al médico serán más continuas, por eso una buena comunicación con tus superiores y compañeros de trabajo es importante, para que todos estéis al tanto de estas ausencias y podáis gestionarlas en conjunto.
En algunos casos la EA no te permite desempeñar tu trabajo con normalidad. Por ello, los trabajadores con espondilitis están protegidos por la legislación y tienen la posibilidad de solicitar un cambio de su puesto de trabajo. Es importante que seas consciente de las opciones con las que cuentas en cuanto a trabajo, para tomar la decisión que mejor se adapte a tus necesidades.
Existen algunos consejos que te ayudarán a compaginar mejor tu vida laboral con la espondilitis anquilosante. Anticiparte y organizar tu día y tus tareas te ayudará a tener más control sobre tu trabajo y evitar la fatiga. Además, así podrás tener en cuenta aquellas tareas que requieran más esfuerzo o no puedas desempeñar, para avisar al resto del equipo con antelación.
Tener una actitud positiva ante estas situaciones es vital para enfrentarte a la espondilitis anquilosante. Las asociaciones de pacientes también juegan un papel importante en la vida de las personas con EA, allí podrás informarte de todas las dudas que puedas tener sobre la enfermedad, además de estar con otras personas en tu misma situación, algo que puede ser muy útil para tu día a día.