Los trastornos del sueño afectan a un tercio de la población y pueden tener efectos negativos en la salud1. Según la Sociedad Española de Sueño (SES), dormir bien tiene una estrecha relación con la salud y la calidad de vida por lo que “cuando el sueño falla, la salud y la calidad de vida disminuyen”.
Muchas personas, sin embargo, no cuentan con las horas necesarias para que su organismo funcione bien al día siguiente. Las dificultades para conciliar el sueño o despertarse muchas veces a lo largo de la noche suelen ser las principales dificultades con las que se encuentran aquellos que viven con insomnio.
“El descanso se considera imprescindible para la salud física y mental. El sueño insuficiente o no reparador tiene importantes consecuencias en el bienestar del sujeto, en su rendimiento y a nivel orgánico”, asegura la doctora Milagros Merino, miembro del comité científico de la SES. Pero, ¿cuáles son exactamente estas consecuencias?
Según la World Sleep Society, una cantidad insuficiente de sueño se relaciona con el desarrollo de patologías y dolencias como la obesidad y la hipertensión, el deterioro cognitivo asociado a la edad y una menor respuesta del sistema inmune, entre otras.
Es más, estudios recientes como el PESA (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis) han concluido que aquellas personas que duermen menos de 6 horas tienen un 27% más de probabilidades de padecer aterosclerosis, una dolencia relacionada con el infarto de miocardio2. En el caso de que el sueño sea de mala calidad, este riesgo asciende al 34%2, dejando clara la relación entre sueño y el riesgo cardiovascular.
La salud cerebral también puede verse afectada por una mala calidad del sueño, ya que mientras dormimos, nuestro cerebro se encarga de eliminar ciertas toxinas que se acumulan a lo largo del día y que están asociadas con la aceleración del envejecimiento.
La portavoz de la SES, por ejemplo, hace hincapié en que “existe una relación bidireccional entre el sueño y el Alzhéimer”. Esto se debe a que los problemas de sueño son más prevalentes en los trastornos neurodegenerativos, como es el caso del Alzhéimer.
Así pues, la falta de sueño o la mala calidad del mismo no solo influye en el estado anímico y el rendimiento del organismo, sino que también puede jugar un papel importante en el desarrollo de distintas patologías.
Por ello, el sueño se considera como el cuarto pilar de la salud de los individuos y las poblaciones. Según las declaraciones del Dr. Carlos Egea recogidas en El País, “el sueño va a ser uno de los pilares de mayor avance como generador de felicidad y productividad de las próximas décadas” junto con la alimentación y la práctica deportiva.
1. Establece un horario regular de sueño.
2. Si tienes el hábito de dormir siesta, evita que exceda de 45 minutos.
3. Evita la ingesa excesiva de alcohol y no fumes.
4. Evita el consumo de cafeína, té, chocolate o bebidas energéticas al menos seis horas antes de dormir.
5. Evita las comidas pesadas o picantes al menos cuatro horas antes de dormir. Es recomendable hacer una comida ligera antes de acostarse.
6. Haz ejercicio regularmente, pero no inmediatamente antes de acostarte.
7. Utiliza ropa de cama cómoda y agradable.
8. Encuentra un nivel de temperatura agradable y mantén la habitación bien ventilada.
9. Elimina todo el ruido que pueda causar distracción y elimina la luminosidad de la habitación al máximo durante la noche.
10. Reserva el dormitorio para dormir. Sobre todo, evita utilizarlo para trabajar y para actividades lúdicas en general. (Como ver la televisión).
Ahora que ya conoces cómo puede afectar el sueño en la salud y la prevención de enfermedades, puedes aplicar estos consejos en tu día a día para minimizar las posibilidades de perder horas de sueño o calidad del mismo.