¿Cuál es el papel del hierro en los síndromes mielodisplásicos y la sobrecarga férrica?

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Como ya te hemos explicado en otros artículos, el hierro es un elemento esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo, ya que ayuda a transportar oxígeno a todas las células, aporta energía y mantiene un sistema inmune eficaz.

Lo obtenemos principalmente de los alimentos que ingerimos, especialmente de los de origen animal como carne o pescado o productos enriquecidos como los cereales, entre otras fuentes. Nuestro cuerpo tiene la capacidad de absorberlo, transferirlo, reciclarlo y almacenarlo.

De esta forma, se mantiene en circulación a través del torrente sanguíneo y se almacena la cantidad que no necesitamos en lo que conocemos como “depósitos de hierro” de forma segura para ser utilizado en el futuro.

El nivel de hierro tanto en sangre como en estos “depósitos” puede variar debido a distintas causas. Una de ellas puede ser el desarrollo de los síndromes mielodisplásicos (SMD) , un conjunto de patologías hematológicas que afectan a la producción de las células sanguíneas, haciendo que no se produzcan suficientes o que éstas no funcionen como es debido.

Los síntomas que desarrollan las personas con SMD no suelen ser específicos de la patología. La fatiga o cansancio, la susceptibilidad a sufrir infecciones o el sangrado, son algunos de ellos, pero es necesario un examen adaptado por el médico especialista (el hematólogo), para poder hacer un diagnóstico específico de SMD.

Como consecuencia de la disminución de los niveles de glóbulos rojos, puede producirse anemia, perjudicando el correcto funcionamiento del organismo. Para tratar este déficit, las personas con SMD pueden recibir soporte mediante transfusiones de concentrados de hematíes (comúnmente denominadas “transfusiones de sangre”) de manera periódica, lo que, junto al tratamiento específico -en caso de ser necesario-, les ayuda a paliar los síntomas producido por el SMD.

Teniendo en cuenta que el organismo no dispone de métodos fisiológicos para eliminar el exceso de hierro, las transfusiones de sangre de manera reiterada, acaban desarrollando, irremediablemente, lo que conocemos como sobrecarga férrica (SF). Esta es otra patología que puede y debe ser valorada y tratada si precisa de forma individualizada por el hematólogo.

Tal como te hemos explicado, el cuerpo puede almacenar hierro de forma segura para utilizarlo en el futuro. Sin embargo, debido a las transfusiones de sangre repetidas que pueden necesitar algunos pacientes con SMD, la cantidad de hierro que absorbe el cuerpo es mucho mayor de la que necesita y puede eliminar; provocando así un estado en el que los depósitos de hierro no pueden almacenar más de forma segura. Así pues, el hierro excedente comienza a depositarse en órganos como el hígado, las glándulas endocrinas o el corazón provocando sobrecarga férrica y daños a largo plazo. Por esto es tan importante diagnosticar, seguir y tratar la sobrecarga férrica en estas personas.

Algunos de los síntomas de la SF son cansancio, dolor en las articulaciones, pérdida de peso y dolor abdominal, pero éstos pueden no manifestarse hasta que se ha producido daño orgánico, es decir, cuando ya ha afectado al hígado, el corazón u otros órganos vitales. Por esto, es fundamental que si sufres una enfermedad hematológica como son los SMD, consultes con tu hematólogo para controlar el nivel de hierro en la sangre y depósitos y así, poder definir conjuntamente la mejor estrategia de tratamiento en cada caso.

 

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