Probablemente ya sabrás que la Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune, inflamatoria, crónica y neurodegenerativa del sistema nervioso que afecta al cerebro, la médula espinal y el nervio óptico.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), se calcula que en España alrededor de 48.000 personas padecen esclerosis múltiple, y cada año se diagnostican 1.800 nuevos casos. Existen diferentes tipos de esclerosis múltiple y para comprender mejor el curso de tu enfermedad es importante conocer qué tipología padeces. Hoy, pero, queremos centrarnos en las diferencias que existen entre la EM remitente-recurrente (EMRR) y la EM secundaria progresiva (EMSP).
La EMRR es el tipo de esclerosis múltiple más frecuente y afecta a más del 80% de personas diagnosticadas con esta enfermedad. Los síntomas en esta tipología aparecen en forma de brotes que se manifiestan durante un período determinado de tiempo (pueden ser días, semanas o meses) y luego remiten.
Por otro lado, la EMSP, tal y como indica el nombre, no se caracteriza solo por sufrir recaídas ni brotes, sino que además, entre brotes sigue una progresión continua y el grado de discapacidad persiste o empeora en el tiempo. La EMSP suele aparecer tras una fase inicial de EM remitente-recurrente, y es por tanto una forma de evolución de ésta. De hecho, entre un 30 y un 50 % de los afectados por el primer tipo (EMRR) pueden desarrollar el segundo después de unos 10-15 años.
Así pues, la principal diferencia entre ambos tipos de EM es que mientras que en la EMSP la discapacidad aumenta gradualmente a lo largo del tiempo, en la EMRR se alternan periodos de bienestar con recaídas, por tanto estos brotes van acompañados de periodos de remisión en los que los pacientes se pueden recuperar total o parcialmente.
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