Si tienes mielofibrosis, una dieta variada y equilibrada te puede ayudar | Tu Cuentas Mucho

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Si tienes mielofibrosis seguro que tu médico te ha proporcionado herramientas y recomendaciones para minimizar el impacto de los síntomas producidos por esta enfermedad hematológica.

Al reducir anormalmente la producción de glóbulos rojos, sabrás que la anemia o falta de hierro es uno de los principales problemas que puede derivar de la mielofibrosis. El hierro es un elemento esencial del cuerpo humano que ayuda a proporcionar energía a las células y tener un sistema inmune eficaz. La mayoría de las personas lo obtienen de los alimentos que ingieren, ya sean fuentes de origen animal o productos enriquecidos.


Pues bien, a pesar de lo que pueda parecer, para mitigar esta falta de hierro en el organismo, provocada por la mielofibrosis, tu hematólogo no te recomendará una dieta específica, basada en ingerir mayor cantidad de hierro a través alimentos concretos. De hecho, no existe unas recomendaciones alimenticias especiales para las personas con mielofibrosis.


Sin embargo, esto no quiere decir que por ello la dieta no sea importante para que te sientas mejor y para manejar tu patología. En la mielofibrosis, como en cualquier otra enfermedad crónica, la alimentación juega un papel fundamental, ya que te ayudará a sentirte mejor y a afrontar los síntomas mejor preparado.


Así pues si te preguntas cómo seguir una dieta variada y equilibrada si tienes mielofibrosis, te damos algunas recomendaciones basadas en nuestra dieta mediterránea para conseguirla:

  • Come de todos los grupos de alimentos para que tu alimentación sea variada: frutas verduras, pastas, cereales, lácteos, carne y pescado.
  • Incluye frutas y verduras a diario en tus comidas. También legumbres y frutos secos.
  • Tampoco debes olvidar el pan y los cereales integrales como parte de tu dieta diaria, ya que constituyen la principal fuente de energía.
  • Modera la ingesta de carnes rojas e intenta evitar las carnes procesadas (embutidos, hamburguesas…)
  • Reduce la ingesta de azúcares, sobre todo, los procedentes de bollería industrial, y grasas saturadas.
  • Evita los tóxicos como el alcohol.
  • Reduce la cantidad de sal en las comidas.
  • Utiliza aceite de oliva como grasa principal para cocinar y aliñar ensaladas
  • Bebe al menos 1,5 litors de agua al día.


Todas estas recomendaciones, junto con una actividad física diaria moderada, te ayudarán a mantenerte saludable y a afrontar los síntomas de la mielofibrosis. Como siempre, consulta a tu médico si en tu caso, existe alguna recomendación especial, ya que él conoce tu historial médico y puede aconsejarte si tienes una necesidad específica.


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