Seguro que en las últimas semanas has leído algo de lo que hemos publicado sobre policitemia vera o mielofibrosis, dos patologías hematológicas que alteran los niveles normales de los glóbulos rojos, unas células sanguíneas esenciales para el correcto funcionamiento del organismo.
En estas dos patologías, como en muchas otras relacionadas con la sangre, cobra mucha importancia el hematocrito. ¿Has oído hablar de él? ¿Sabes qué es exactamente?
Pues, te lo explicamos brevemente para que sepas de qué se trata cuando en un análisis de sangre te hablen del hematocrito.
El hematocrito es el valor que se define por la cantidad del volumen de la sangre ocupado por los glóbulos rojos, respecto al ocupado por la sangre total. Es decir, un hematocrito de 40% quiere decir que el 40% del volumen de la sangre está compuesto por glóbulos rojos.
Este valor se obtiene a través de una muestra de sangre rutinaria. En el caso de los hombres, se considera que el valor de concentración es adecuado cuando se encuentra ente el 40,7% y el 50,3%. En el caso de las mujeres, este nivel baja del 36,1% al 44,3%. Sin embargo, estos valores son una referencia para la población general y, en el caso de algunas patologías o circunstancias (como la policitemia vera), el valor del hematocrito considerado como objetivo terapéutico puede ser diferente. En concreto, en policitemia vera, se considera que el objetivo terapéutico óptimo debe ser mantener un hematocrito por debajo de 45.
¿Por qué es importante conocer el valor de hematocrito?
Pues muy sencillo, conociendo este valor, tu médico puede determinar si la cantidad de glóbulos rojos en tu sangre es la adecuada o no. Si no lo es, deberá buscar las causas, para diagnosticar si se trata de alguna patología que haya que requiera tratamiento y hacer un seguimiento adecuado.
Generalmente, si los valores de hematocrito son demasiado bajos, puede indicar la presencia de anemia, que puede estar asociada a distintas causas: desde un problema con tu alimentación, sangrado digestivo, u otras patologías hematológicas, en las que la disfunción de la médula ósea provoca un déficit de glóbulos rojos en la sangre.
Si el valor del hematocrito es demasiado alto, puede ocurrir lo contrario, que la cantidad de glóbulos rojos de tu sangre sea muy elevada. En ese caso, tu médico tendrá que hacer diferentes pruebas que confirmen la causa.
Y ahora que tienes claro qué es el hematocrito y cuáles son los valores adecuados, seguro que ves con otros ojos tus análisis.
No obstante, no te alarmes sin preguntar a tu médico; puede que tus valores de hematocrito se presenten alterados por distintas causas o por circunstancias concretas que se den en tu caso. Así que, ante cualquier duda, pregunta a tu médico y que te ayude a interpretar los datos.