Un ensayo clínico es una investigación médica realizada en personas, que participan voluntariamente en estos estudios y que ayudan al descubrimiento de mejores formas de tratar, prevenir, diagnosticar y entender enfermedades que afectan al ser humano.
Los ensayos clínicos pueden ser para testar la eficacia de nuevos medicamentos o para comparar tratamientos ya existentes y determinar cuál es más o menos beneficioso.
Antes de realizar ensayos con humanos, se realizan otros estudios de seguridad y eficacia en el laboratorio y, si se considera una terapia adecuada, la investigación continúa y se procede a realizar ensayos clínicos con personas. Si deseas conocer con más detalle cuál es el proceso de desarrollo de un medicamento, consulta el artículo ‘5 pasos para desarrollar un medicamento’.
Todos y cada uno de los ensayos clínicos que se llevan a cabo deben estar regidos por un protocolo donde se describe el plan que seguirá dicho estudio, es decir, cómo se hará y por qué es necesario desarrollarlo, criterios de inclusión y exclusión de participantes, entre otros. Asimismo, debe indicar en qué fase del estudio se encuentra: Fase 1, Fase 2, Fase 3 y Fase 4.
En España no está permitido el registro o comercialización de un nuevo medicamento sin estudios clínicos previos que demuestren su eficacia y seguridad para su uso. Por ello la investigación clínica es necesaria y en algunos casos obligatoria.
La importancia de los ensayos clínicos es indiscutible, gracias a las personas que prueban antes el tratamiento se puede determinar si es seguro y eficaz para administrarlo al resto de la población. Sin la participación de estas personas muchas enfermedades que actualmente tienen cura seguirían siendo letales.