A medida que se van desarrollando nuevos medicamentos, no es posible saber con exactitud cómo funcionarán en el ser humano o cuáles serán los riesgos que dichos tratamientos conlleven. Los ensayos clínicos son los estudios que permiten responder a estas preguntas.
El principal motivo por el cual se hacen ensayos clínicos es para testar nuevos medicamentos en personas. Si estás pensando participar en un ensayo clínico, es importante que entiendas cuál es tu rol como ‘sujeto en estudio’ y no como paciente.
Antes de participar en un ensayo clínico debes iniciar un proceso de consentimiento informado donde los investigadores te explicarán cómo es el estudio y para qué lo están haciendo. Durante la conversación pueden surgir temas como: qué te harán durante el ensayo, cómo es el protocolo del estudio, cuáles son los riesgos que existen y algunos efectos secundarios que puedes experimentar, y lo más importante, que la participación es totalmente voluntaria. También dispondrás de tiempo suficiente para que puedas hacer preguntas y recibir respuestas. Participar en un ensayo clínico es una decisión importante, por lo que es crucial hacerlo realmente convencido. Así pues, este es el momento de consultar todas las dudas que te surjan, no te dejes ninguna pregunta sin responder. Toda esta información te ayudará a decidir si deseas o no participar en la investigación.
Si decides seguir adelante con la participación, deberás firmar el consentimiento informado como señal de aceptación. Dicho documento contiene los detalles expuestos por los investigadores sobre los riesgos y beneficios al que estás sometido como voluntario.
Además, a lo largo del estudio es posible que vuelvas a recibir más información sobre si deseas continuar participando en el ensayo clínico o no.
Es importante que sepas que el consentimiento informado firmado no es un contrato, puedes retirarte del ensayo en cualquier momento, aunque el estudio no haya terminado.