Con EA, tengo más dolor si hago ejercicio | Tu Cuentas Mucho

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El ejercicio físico en la vida de las personas con espondilitis anquilosante es fundamental, ayuda a mejorar los síntomas y reducir los dolores causados por la enfermedad notablemente.

El deporte fortalece los huesos y nos mantiene activos, además de aumentar el bienestar, la movilidad, o ayudarnos a dormir mejor, entre otros muchos beneficios.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la actividad física es algo que depende mucho de la persona que lo esté practicando. Influyen factores como la forma física o el grado de rigidez, pero, sobre todo, tendrás que valorar cuáles son los dolores que tienes más a menudo y qué ejercicios benefician más a esas zonas del cuerpo.

Esto, por supuesto, puedes consultarlo con tu médico o con algún profesional que pueda aconsejarte sobre las actividades que mejor se adaptan a ti.

Por norma general, las personas que viven con EA y empiezan de cero a practicar deporte tienen molestias las horas posteriores a la realización de los ejercicios. Pero lo cierto es que, una vez el deporte forma parte de tus rutinas y tu cuerpo se ha hecho a ello, la situación es la contraria. Empezarás a encontrarte mejor, con más energía y será muy beneficioso para el cuidado de la enfermedad.

¿Qué riesgos existen si no hago deporte?

  • Aumento de la rigidez y pérdida de resistencia y fuerza
  • Sensación de cansancio regularmente
  • Disminución de la masa y fuerza corporal
  • Menor flexibilidad articular y amplitud del movimiento

¿Puedo sentir dolores fuertes, aunque practique deporte regularmente?

El cuerpo no está en las mismas condiciones todos los días de nuestra vida. Algunos días puede que estés más cansado de lo normal, o te veas afectado por factores externos, como el calor excesivo en verano.

En estas ocasiones, aunque estés haciendo los mismos ejercicios que hacemos siempre, quizás el cuerpo no esté preparado para practicar todo este ejercicio. Y por eso puede que sientas dolores más intensos las horas posteriores al ejercicio.

Si esto ocurre normalmente, puede ser señal de que quizás debas disminuir la intensidad de tus ejercicios. O quizás estás realizando los ejercicios en un horario en el que sueles estar más fatigado o rígido. Intenta evitar hacer deporte a primera hora de la mañana o justo antes de irte a dormir.

También puede ocurrir que estés pasando por un brote de tu espondilitis, que no te permita seguir tu rutina de ejercicios. En este caso, lo importante es la actitud, ¡aplázalo para otro momento! Y retoma tu actividad física cuando te encuentres mejor.

¿La conclusión? Introducir el ejercicio físico en tu rutina solo genera beneficios para tu calidad de vida. Identifica qué deportes o ejercicios son los que mejor se ajustan a tus necesidades ¡y empieza a moverte!

Tienes más retos e información en Espondilitisconfuturo.org

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