La espirometría es una de las pruebas más usadas para medir la función pulmonar. Consiste en evaluar la funcionalidad de tus pulmones al medir cuánto aire puedes expulsar al respirar hondo y qué tan rápido puedes hacerlo usando un espirómetro.
El espirómetro es un dispositivo que mide la cantidad de aire que sale de los pulmones, así como la fuerza y la velocidad con que lo hace. El objetivo, por lo tanto, es medir la calidad de la inspiración y espiración forzadas. La prueba consiste en respirar por la boca usando el tubo desechable del espirómetro:
- Una vez preparado te pedirán que respires con normalidad a través del tubo para comprobar que el dispositivo capta bien tu respiración y que respiras sin problemas.
- Tus médicos medirán flujo de aire durante la respiración normal.
- Luego te pedirán que respires profundamente y contengas el aire en tus pulmones un par de segundos.
- Sopla tan fuerte y rápido como puedas. Recuerda no interrumpir el soplo, deberás soplar todo de una vez.
- Tu doctor o enfermera tomará nota de los valores obtenidos en el espirómetro.
- Si durante la prueba has tosido o no has seguido los pasos correctamente, deberás repetirla.
Con los valores que aporte la prueba, tus médicos podrán detectar con más exactitud qué es lo que tienes.