En un primer momento, los síntomas de la espondilitis anquilosante (EA) aparecen como una lumbalgia o un dolor fuerte en la parte baja de la espalda, por lo que en algunos casos es complicado diagnosticarla. Normalmente, se tarda de media entre 5 a 7 años en alcanzar un diagnóstico definitivo, según la asociación alemana de Morbus Bechterew 1.
Los primeros síntomas
Este dolor lumbar suele aparecer en reposo, por lo que lo notarás generalmente por la noche o de madrugada y sentirás alivio al caminar o ponerte en movimiento. También es característico de la EA sentir rigidez en esta zona por la mañana al levantarte y que vaya desapareciendo poco a poco.
El avance de la enfermedad
Asimismo, según va avanzando la enfermedad se reduce la movilidad de la columna por lo que experimentarás rigidez al realizar determinados movimientos, lo que puede limitar en alguna medida tu actividad física. Además, dependiendo del caso, también puedes sentir dolor en otras articulaciones como los hombros, las costillas, las caderas, las rodillas y los pies.
El dolor en la EA puede ser leve y constante o se puede experimentar en brotes o ataques, que van seguidos de períodos sin síntomas. Además, algunas personas pueden tener fiebre, pérdida de apetito o de peso, fatiga y malestar general, ya que en algunos casos también puede afectar otras zonas distintas de las articulaciones.
Junto con estos síntomas, también pueden asociarse a la EA otros como los siguientes:
- Uveitis: inflamación del ojo, que aparece de forma brusca y que provoca que el ojo se enrojezca, además de visión borrosa.
- Afectación pulmonar: como consecuencia de la enfermedad, la elasticidad del tórax se puede reducir y provocar problemas en la función pulmonar. Suele ocurrir en fases muy avanzadas.
- Osteoporosis: pérdida de masa ósea.
- Enfermedades inflamatorias intestinales, que provocan diarrea, cólicos, anemia y otros síntomas.
- Artritis de cadera: es el síntoma más frecuente y grave de la EA. Su tratamiento requiere de cirugía para la colocación de una prótesis que sustituya la cadera dañada.
Los síntomas de la EA no son iguales en todas las personas y pueden aparecer, desaparecer o empeorar según el caso. Ante cualquier duda contacta con tu médico, explícale tus síntomas y espera su diagnóstico definitivo.