Seguramente sabrás que la espondilitis anquilosante (EA) perjudica a los huesos y a las articulaciones en la base de la columna vertebral. Esta enfermedad afecta físicamente a sus pacientes, manifestándose con dolor o rigidez en la espalda. Sin embargo, las afecciones físicas no son las únicas, también afecta emocional y mentalmente.
Esta patología empieza en edades tempranas: suele aparecer después de la adolescencia o al inicio de la edad adulta. La adolescencia suele ser un momento de transición para las personas, instante en el que comienzan las ilusiones por el futuro y las decisiones vitales: proyectos, sueños y aspiraciones; pero con la detección de espondilitis anquilosante (EA) todo puede cambiar. El 21,1% de los pacientes de esta patología necesitan atención psicológica y es que, en muchos casos, la EA trae consigo otras enfermedades o trastornos como ansiedad, depresión, trastorno del sueño, artritis psoriásica o sobrepeso, entre otros.
¿En qué confían los pacientes de esta patología?
Los pacientes de espondilitis anquilosante (EA) esperan mejorar su calidad de vida gracias a un diagnóstico temprano y deteniendo la progresión de la enfermedad. Para esto se necesita el uso de tratamientos específicos y eficaces, ayudándose siempre de los avances en ciencia.
Si quieres saber más sobre los miedos y esperanzas de las personas con esta patología, visita esta infografía. Ten en cuenta que cada paciente desarrolla la enfermedad de una manera distinta, así que si padeces espondilitis anquilosante (EA) o tienes alguno de sus síntomas, déjate aconsejar por un médico especialista